ESTENOSIS DE LA VÁLVULA AÓRTICA

La válvula aórtica está situada en la parte superior del ventrículo izquierdo y conduce a la aorta, el vaso sanguíneo más grande e importante que transporta sangre oxigenada al organismo. La válvula tiene aletas (llamadas valvas) que son forzadas a abrirse cuando el ventrículo izquierdo se contrae, permitiendo que la sangre fluya hacia la aorta. Las valvas se cierran para evitar que la sangre se filtre hacia el ventrículo.

La estenosis de la válvula aórtica ocurre cuando los depósitos de calcio en la válvula provocan que las valvas se endurezcan. Se trata de un proceso degenerativo, que empeora a medida que la persona envejece. A medida que la enfermedad avanza, la abertura de la válvula se estrecha, obstruyendo el flujo sanguíneo y obligando al corazón a bombear con más fuerza.

La válvula aórtica con estenosis no se puede abrir bien, y esto obstruye el flujo de sangre e impide que ésta se cierre correctamente Los síntomas de la estenosis aórtica grave consisten en:

• Dolor u opresión en el pecho (angina)
• Sensación de mareo o de desmayo cuando se hace algún esfuerzo
• Dificultad para respirar, especialmente con el esfuerzo
• Fatiga, especialmente cuando la actividad aumenta

Sin embargo, recuerde que la enfermedad de las válvulas del corazón a menudo ocurre sin síntomas externos y puede pasar desapercibida.

La estenosis aórtica grave no tratada, en general, trae como consecuencia una insuficiencia cardíaca, acompañada de síntomas como fatiga, falta de aire, hinchazón de los tobillos y los pies, y posible muerte súbita.

El tratamiento para la estenosis aórtica grave es esencial para prolongar su vida. No existen medicamentos para revertir la estenosis. El reemplazo valvular aórtico es el tratamiento estándar para la estenosis aórtica grave. Sin tratamiento, un gran porcentaje de las personas con estenosis aórtica grave que estén padeciendo síntomas morirá en unos dos años.